OBRA POÉTICA COMPLETA:
Del Libro Jardín de la sangre.
Poema: “Regreso a Petavonium”
Dejadme dormir en estas laderas
sobre las piedras del tiempo,
las piedras de la sangre helada
de mis antepasados:
la piedra-musgo, la piedra-nieve,
la piedra-lobo.
Que mis ojos se cierren en el
ocaso salvaje
de los palomares en ruinas y los
encinares de hierro.
Sólo quiero poner el oído en la
piedra
para escuchar el sonido de la
montaña
preñada de sueños seguros,
el latido de la pasión de los
antiguos,
el urmulo de las colmenas
sepultadas.
Qué feliz ascensión por el
sendero
de las vasijas pisoteadas por los
caballos
un siglo y otro siglo.
Y en la cima, bravo como un
espino, el viento
haciendo sonar el arpa de las
rocas.
Es como el aliento de un dios
propagando armonía entre mis
pestañas y las nubes.
Un águila planea lentamente en
los límites,
se incendian las sierras de las
peñas negras,
mas no veo las llamas,
las llamas que crepitan aquí
abajo enterradas
bajo el monte de sueños aromados,
bajo la viga de oro de los
celtas,
junto al curso del agua del
olvido
que jamás -en vida- podremos
contemplar,
pero que habrá de arrastrarnos
tras el último suspiro.
¡Cómo pesan los párpados con la
música del tiempo!
¡Cómo se embriagan de adolescenia
perdida las venas!
Dejadme dormir en la ladera
delos infinitos sacrificios,
en donde arados y regaños se han
petrificado,
en donde el frío ha hecho
florecer cenizales y huesos,
en donde las espadas han segado
los labios del amor.
Dejadme dormir sobre la música de
la piedra del monte,
pues ya sólo un nogal junto auna
fuente ferrosa,
la vela que ilumina una bodega de
mostos morados,
un trigal maduro rodeado de
fuego,
una zarza que cruje las estrellas
imposibles.
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